miércoles, 24 de diciembre de 2014

Centro de mesa navideño de última hora, rápido, fácil y barato

Una entrada rapidita de última hora con un DIY muy fácil y rápido de hacer para adornar la mesa estas fiestas navideñas.

Se trata de un centro de mesa, para el cual necesitas un bol de cristal, una cinta ancha, espumillón, un cirio o vela grande y apenas cinco minutos...


Rodeamos el bol con la cinta y lo unimos con un par de puntadas de hilo, o cinta adhesiva de doble cara, silicona, etc.



Introducimos una tira de espumillón, así como hecho una bola, sin complicarnos.
Hacemos un poco de hueco en el centro con el dedo e introducimos el velón.



Ya está, un centro de mesa rapidito y resultón.




Con un tupper de cristal cuadrado hemos hecho un servilletero a juego para el centro de la mesa.

¡FELIZ NAVIDAD!


martes, 2 de diciembre de 2014

Play Foam, más diver que la plastilina

Hoy abrimos el cajón de las manualidades del cachorro.

Es donde guarda, desde hace un tiempo, las bolitas Play Foam de Learning Resourcers.
Las descubrimos  cuando fuimos a encargar los libros para el cole. Era un blister con ocho compartimentos de lo que parecían bolitas de poriexpan de diferentes colores. Estaba en la sección de manualidades junto a las plastilinas; y me pudo la curiosidad...



En el blister, con mis nociones de inglés básicas, pude entender : No mancha, nunca se seca. Y no necesité más...
¿Una pasta moldeable que no mancha? ¿Y que encima no se seca? ¡Madremiadelamorhermorso! ¡Y yo con estos pelos!
Pero no los cogí. Primero tenía que indagar sobre ello, no me lo acababa de creer. Yo seguía viendo un montón de bolitas de poriexpan, la cosa no me cuadraba.
Pero sí, nada más llegar a casa salí de dudas.
Ante mi una chica en un stand de Play Foam, amasando, pellizcando y pasando por la moqueta dichas bolitas. No vi que soltara ni una, ni le vi restos en las manos; las bolitas hacían una masa homogénea, una masa que se podía espachurrar, estirar, separar... Y hacía un ruidito peculiar, como un crujido húmedo... que me daba entre grima y unas ganas locas de meter la mano y espachurrar y remeter los dedos entre las bolitas.

No llegué a descubrir con que material se fabrica, solo te indica que no son tóxicas. Pero investigando por la red llegué a la conclusión que se hace con algún tipo de mezcla con las bolitas de poriexpan, borax y pegamento; o al menos así parecía que hacían las versiones caseras, aunque estas no me acabaron de convencer en cuanto a no manchar y no secar. No se veían tan limpias.

Así que unos días después volvimos a la tienda a por un blister de los grandes, que trae cuatro colores sencillos y cuatro con brillos (como purpurina pero más grande). Este tenía un precio de unos 10€, el pequeño de cuatro colores costaba sobre los 5€.
No tardamos en abrirlos al llegar a casa, nos moríamos por probarlo, no sé cual de los dos tenia más ganas jeje.
Empezamos con la amarilla de brillos, al principio me chasqué, esto no pintaba como en los vídeos que había estado mirando, no salían de una pieza de su hueco y se pegaban cosa mala.
Empezamos a amasarlo, la sensación es rara, de hecho parece ser que es una herramienta muy útil para los niños con problemas sensoriales; mientras yo amasaba aquel amasijo de bolitas amarillas me parecía cruel hacerle pasar por ello a un niño con esas particularidades, me estaba siendo bastante incomoda su manipulación, demasiado pegajosa, era imposible deshacerse de las bolitas que se te pegaban, no podías modelar porque se te enganchaba, era casi agobiante. Entonces vi la mesa del escritorio con rastros amarillos, ¡y eso que no manchaba!, nos miramos las manos y estaban amarillas igual, mi gozo en un pozo. Encima tras lavarlas con agua y jabón varias veces eso no salía, las manos seguían pegajosas, tuve que recurrir a un algodón empapado en alcohol y frotar y frotar para ir sacando las virutillas de ¿pegamento? amarillo.
Pero no me resigné, como esa noche hacía mucho calor (demasiado) pensé que lo mismo la temperatura le había afectado, así que al día siguiente volvimos a probar tras meterla un rato en la nevera. ¡Ahora sí!
Seguía manchando un poco la mesa, pero pasabas la "plasta" por encima y se iba. Así que ya abrimos el resto de colores, que no habíamos metido en la nevera junto al amarillo, y los probamos todos. Fue una gozada, no se pegaban, no manchaban, no dejaban rastros... Ahora sí veía la utilidad para la terapia sensorial.
Me di cuenta que los colores básicos son más secos, y los brillantes parece que son algo más pegajosos, pero no incomodan para su manipulación.
Es un tacto extraño, me pasaría el día entero espachurrandolo entre mis dedos; y ese ruidito que hacen... es que me pirra y a la vez me relaja. Sin darnos cuenta se nos hizo de noche, estuvimos casi tres horas seguidas creando y creando, ¡nos pasó el tiempo volando!
La mesa impoluta, igual que antes de sentarnos a jugar. Las manos limpias y sin olor. Nada que ver con la plastilina, que además de manchar a mi me da mucho asquito el olor que tiene y encima con ese color caca tan desagradable que acaba teniendo gracias a las pequeñas mezclas que se le va haciendo con las creaciones. El Play Foam en cambio si los mezclamos hacen una bonita masa multicolor. Aunque en casa preferimos usarlos por separado para dar más detalle a las creaciones; estoy por comprar otro blister para tener más cantidad por color ya que a veces se nos hace corto para depende que creaciones.

Es muy moldeable, las posibilidades son infinitas, y el tacto que tiene es muy divertido. Lo recomiendo al 100%



RESUMIENDO:
  • A partir de 3 años
  • No mancha
  • Fácil de recoger
  • Desarrolla psicomotricidad fina
  • Desarrolla creatividad
  • Estimulación sensorial
  • Coordinación ojo-mano
  • Relajación
¿Lo conocías? ^_^
Una imagen vale más que mil palabras...


-No es una entrada patrocinada-
Enlace de afiliado: